El escultor. El restaurador. El hijo. El marido. El padre. El abuelo. El talento precoz. El pionero. El contemporáneo. El ortodoxo. El intuitivo. El artista. El amante y defensor del Patrimonio que nos define y nos conforma como sociedad. El que ha dedicado su vida a aprender, trabajar, enseñar y amar la escultura religiosa y, en concreto, la Imaginería Castellana. El que ha bebido de la tradición y la ha mejorado para después transmitir esa pasión a quienes estén abiertos a recibirla.
Todo esto y mucho más es Mariano Nieto Pérez. Para él la vida, la escultura y la restauración van unidas en un mismo acto de fe. A sus 80 años sigue manteniendo la misma ilusión por las tres.